Las circunstancias de los transportistas a la hora de desarrollar su actividad se han visto alteradas en aspectos tan básicos como la alimentación, la higiene y la prevención. Denuncian la falta de ayuda y una mayor implicación por parte de las autoridades
Comienza una nueva semana y lo hace con noticias importantes para el sector del transporte. Finalmente, el Gobierno español, siguiendo las recomendaciones del Comité Técnico de Sanidad ante el COVID-19, ha aprobado endurecer el actual estado de confinamiento en todo el territorio nacional. Entre las medidas aprobadas se encuentra un Decreto-Ley 10/2020 que afecta de forma importante al transporte por carretera, ya que sólo las actividades de transporte vinculadas a las demás actividades económicas que se declaren esenciales (alimentación, sanidad y otras) podrán continuar desarrollando su actividad.
Dicha medida no afectará, al menos durante esta semana, al trabajo de Juan Mari Altuna, que continuará realizando su ruta a lo largo del sur de Francia y norte de España, donde transporta productos necesarios para el sector primario. Altuna, de 54 años y residente en Olagüe, conoce bien el sector. Sus 35 años al frente de su camión le han hecho enfrentarse a numerosas circunstancias, pero ninguna parecida a ésta.
El COVID-19 ha puesto en jaque a toda la sociedad y las circunstancias de los transportistas a la hora de desarrollar su actividad se han visto alteradas en muchos aspectos, como en el preventivo o el alimenticio. “En Francia nos estamos encontrando con grandes problemas a la hora de acceder a un plato de comida caliente”, cuenta Altuna. En el país vecino hay una red de carreteras en la que encuentras restaurantes para chóferes que tienen la obligación de estar abiertos, “pero yo hasta día de hoy abierto no he visto ninguno”. “Vamos tirando con lo que podemos, con comida que nos llevamos de casa (latas, embutido, algún yogurt…) y lo que se puede comprar en las panaderías francesas”, relata. En dichas panaderías pueden encontrar pizzas, sándwiches calientes y algún otro producto del estilo, aunque asegura que muy pocas están abiertas. Los sitios en los que habitualmente suele comer llevan ya un par de semanas cerrados.
En España, el Ministerio de Transportes ha aprobado en las últimas semanas diferentes Órdenes estableciendo medidas para facilitar el acceso de los conductores profesionales a determinados servicios esenciales de higiene, manutención y alojamiento. Txema Lasheras, residente en Lasarte (56 años y 34 como transportista) es compañero de profesión y ruta de Altuna, y asegura que en España hay bastante hipocresía en torno a todo este asunto. “No es cierto que nos estén ayudando. Hay algunos sitios en los que sí te dan comida caliente y la posibilidad de ducharte, en Navarra hay varios, pero otros muchos se están aprovechando y tienen precios abusivos. Y ya no hablemos de pedir una ducha, porque no la hay”, cuenta.
Ante la pregunta de si se sienten respaldados por el Gobierno central y el Gobierno de Navarra, su respuesta es clara: no. “Sé que tendrán mil problemas encima de la mesa, pero lo que no comprendo es que nos hayan preparado una red de hoteles para que podamos entrar a asearnos y a comer que no es de recibo. ¿Quién va a entrar a un hotel en el centro de Pamplona con el camión a que le den de comer? No sé bajo que criterios han establecido las ubicaciones, pero de las que yo he visto y sobre todo en Navarra, ya me puedo olvidar de ir a ninguna”, denuncia Altuna. La N121A vuelve a ser objeto de controversia en tiempos de coronavirus, y es que muchos profesionales de sector están denunciando que en una ruta tan transitada por camiones “han dejado abiertos sitios en los que no cabe ni un vehículo en lugar de buscar restaurantes y zonas donde habitualmente paramos”. “Hay muchos sitios que están a la orilla de la carretera y que tienen un parking habilitado para camiones que están cerrados. Y sabemos que la gente que los regenta ha pedido ayudarnos preparando comida para llevar, pero se lo han denegado”, se queja.
Seguridad y prevención precarias
El transporte es considerado una de las figuras más importantes en este momento, ya que si el sector parara por completo el país sufriría graves problemas de abastecimiento. La situación de emergencia sanitaria ha llevado a España a quedarse sin mascarillas y esta escasez de material está poniendo en riesgo a los profesionales. Las diferentes Asociaciones de transportistas, entre ellas Tradisna, han exigido al Gobierno de España la llegada del material preventivo lo antes posible, aunque para muchos esa ayuda llega ya tarde. “Deberían habernos proporcionado material hace tiempo. Yo tengo una mascarilla y dos pares de guantes, y con eso tengo que apañarme. Estamos desprotegidos”, denuncia Lasheras, quién al igual que Altuna lleva a bordo un bote de alcohol y toallitas para desinfectar el camión cada día. “Yo tengo una mascarilla que me dio un compañero porque he sido incapaz de encontrar una, y mira que he mirado farmacias en Francia. Es una mascarilla de un solo uso, desechable, pero ya lleva conmigo dos semanas. Dudo mucho de su eficacia. Necesitamos soluciones, unos mínimos de dignidad”, cuenta Altuna.
Aunque el miedo al contagio es evidente entre ellos, es indudable que el mayor miedo al que se enfrentan es al hecho de poder contagiar a su familia cuando llegan a casa. “Piensas más en eso que en lo que te pueda pasar a ti”, explica Lasheras. “Sobre todo tienes miedo cuando llegas a tu casa el fin de semana, porque no sabes si has cogido el virus y lo puedes contagiar a tu familia. Tú mismo te pones tus límites. Son situaciones duras”, dice Altuna.
Un sector castigado que quiere dignificar su imagen
La mala imagen que la sociedad en general tiene acerca de los transportistas ha sido asumida por el sector en los últimos años, y la lucha por cambiar esa percepción ha sido continua. Por eso resulta llamativo que estos días, muchos cambien su mirada hacia una profesión que ahora califican de esencial. Nosotros ya lo sabíamos. “Solo estamos haciendo nuestro trabajo. La gente tendrá que pensar en nosotros cuando todo esto acabe, y a ver si no estorbamos tanto. Lo necesarios que somos ahora, lo vamos a ser también cuando todo pase. Lo que queremos es que después de esta crisis se siga reconociendo el trabajo que hacemos”. reivindica Altuna. Lasheras por su parte se muestra más escéptico y considera que cuando todo acabe la gente olvidará lo imprescindible que es el transporte en nuestra vida diaria. “Es una pena porque el buen concepto que hay hoy acerca del transportista se pasará, y volveremos a ser los malos en la N121A”.