El socio Ángel Julián Jiménez Barricarte, uno de los primeros transportistas en llevar ayuda humanitaria a Ucrania

El socio de Tradisna Ángel Julián Jiménez Barricarte de la empresa Azatrans 2016 S.L., fue uno de los primeros transportistas navarros en cargar su camión con ayuda humanitaria y viajar de forma desinteresada hasta la frontera de Ucrania. Lo hizo de la mano de la asociación Segunda Familia, quienes se encargaron de recaudar alimentos, medicamentos y ropa para ayudar en un conflicto que ya se alarga más de siete meses en el tiempo

1. ¿Cómo surge la idea de prestar tu camión para trasladar ayuda humanitaria a Ucrania?

A raíz de la explosión de la central nuclear de Chernóbil y a través de la asociación navarra Segunda Familia, mi familia acoge desde hace tiempo y durante tres meses al año a una niña ucraniana de 10 años que se llama Katia. Fue dicha asociación, con la que mantenemos continuo contacto, la que una vez iniciada la guerra entre Rusia y Ucrania promovió el envío de 14 trailers de ayuda humanitaria a la frontera entre Ucrania y Polonia. Mi compañero y yo fuimos los primeros en salir hacia allí junto a otros 4 vehículos y transportamos productos alimenticios y medicamentos. Hay que decir que Navarra se ha involucrado muchísimo con la causa y fue relativamente fácil llenar los camiones con comida, ropa o alimentos. La respuesta solidaria ha sido enorme.

2. Recorristeis países como Francia, Alemania y Polonia hasta llegar a destino. ¿Cómo viviste el viaje hasta la frontera con Ucrania?

En Azagra, donde yo vivo, tengo un amigo ucraniano que vive en el pueblo desde hace más de 20 años, y quiso colaborar con nosotros. Viajó más de 3.000 kilómetros hasta Ucrania conmigo en el camión y eso me facilitó mucho las cosas cuando llegamos a Polonia, puesto que el ucraniano y el polaco son dos idiomas muy similares. Partimos de Navarra el miércoles 9 de marzo y tardamos 4 días en cruzar Europa (Francia, Alemania y Polonia) hasta llegar a nuestro destino. Nos quedamos exactamente a 30 km de la frontera con Ucrania, en un pueblo llamado Jaroslaw. No nos dejaron pasar de allí porque era peligroso. Fue un viaje muy emotivo. Llevábamos unas pegatinas muy grandes que nos identificaban como transporte humanitario y países como Polonia, que establecieron la gratuidad de los peajes para estos camiones, nos abrían las barreras al pasar muy emocionados.

3. Por su cercanía, Polonia es el país que más se está involucrando en la acogida de refugiados ucranianos, ¿cómo fue vuestra llegada al país fronterizo?

La Asociación Segunda Familia tenía todo muy bien organizado. Cuando llegamos a Jaroslaw nos recibieron los chicos que se encontraban en el almacén donde descargamos la mercancía, era una logística pequeña. Durante la descarga estuvimos hablando con ellos, se les veía muy agradecidos. Mientras tanto iban llegando más furgonetas y camiones pequeños que introducían la ropa, comida y medicamentos en Ucrania, ya que a nosotros no nos dejaban entrar en el país. Hubo un momento que llagaron tantos camiones que aquello colapsó y por cuestiones de espacio dejamos la mitad de nuestra carga en ese almacén y la otra mitad en Cracovia. Una de las chicas que se encargaba de organizar la entrada del género en Ucrania sabía hablar castellano y a dos transportistas españoles les ofreció entrar al país. En concreto viajaron hasta un centro comercial que durante los primeros días del conflicto fue vaciado y albergaba a muchísima gente.

4. Durante vuestra estancia en Polonia, ¿pudisteis hablar con refugiados ucranianos que habían huido del conflicto?

Solamente nos quedamos en Polonia un día. Cuando realizamos la segunda descarga en Cracovia, ciudad que pudimos visitar, hablamos con un chico que tenía tres furgonetas y era quien iba a introducir la ayuda en Ucrania. Estaba muy afectado y temía por lo que le pudiera pasar a su familia. También nos encontramos en una gasolinera con una mujer ucraniana de unos 60 años y dos de sus nietos de 8 años, que eran gemelos. Ella nos contó que habían huido de Ucrania en coche, ya que el padre de los niños se había tenido que quedar en el país para ir a la guerra, y la madre permanecía también allí para cuidar de los otros abuelos, que estaban enfermos. Su idea era llegar hasta Alemania, donde tenían familiares que podrían ayudarles. Fue una conversación muy difícil, de esas en las que te das de bruces con la realidad.

5. ¿Has podido contactar con Katia, la niña que tu familia acoge temporalmente? ¿En qué situación se encuentra?

Hablamos con Katia durante los primeros días de la guerra, después pasamos 15 días sin saber nada, y posteriormente volvimos a comunicarnos con ella a través de mensajes, pero no hemos podido hacer nada para traerla a España, ya que se encuentra dentro del conflicto. En la aldea donde vive, bombardearon las antenas y las emisoras para que la gente allí residente no pudiera comunicarse y hace ya un tiempo que no sabemos absolutamente nada. La última vez que hablamos nos dijo que se les estaba terminando la comida, y que algunos soldados rusos les habían proporcionado alimentos. Su historia de vida es muy dura, Katia y su hermano son huérfanos y siempre han vivido en un orfanato. Tuvieron la suerte de que una de las enfermeras allí trabajadoras se quedó con ellos cuando se jubiló, pero su hermano tiene ya 17 años y le han enviado a combatir.

By |2022-09-23T14:02:19+02:00septiembre 23rd, 2022|ACTUALIDAD TRADISNA|Comentarios desactivados en El socio Ángel Julián Jiménez Barricarte, uno de los primeros transportistas en llevar ayuda humanitaria a Ucrania