Hace un año que Olaia Fresneda (28 años) decidió dejar su trabajo como monitora en un gimnasio para ser conductora profesional. Al frente de un camión de la empresa familiar que dirigen sus padres, TTES. Huarte y Fresneda S.L. (asociada de Tradisna), a día de hoy se dedica al transporte de cemento. Consciente de que se mueve dentro de una profesión muy masculinizada, asegura no arrepentirse de la decisión tomada, pues el transporte por carretera es un oficio que ha vivido en casa desde muy pequeña y gracias al cual está en continuo aprendizaje
1. ¿Por qué decidió ser conductora profesional? ¿Qué es lo que le motivó para ello?
El transporte por carretera es algo que he vivido en casa desde siempre, pues mis padres tienen una empresa familiar dentro del sector, que es para la que trabajo ahora. Cuando era pequeña y me preguntaban que quería ser de mayor, siempre respondía “transportista, como mi aita”. Y al final así ha sido. También va un poco con mi personalidad, pues me encanta conducir y explorar cosas nuevas, no estar siempre encerrada en el mismo sitio. Cuando conduces un camión cada día es diferente, siempre aprendes cosas nuevas.
2. ¿Cuáles son los principales retos a los que se ha tenido que enfrentar desde que decidió subirse a un camión? ¿Qué ha aprendido?
Lo que he aprendido es que en esta profesión nunca se deja de aprender. El de conductor/a o transportista es un oficio en el que siempre hay alguien que te dice, “mira pues esto lo puedes hacer de esta otra manera” o “ten muy en cuenta esto”, por lo que es un aprendizaje continuo. Durante un tiempo trabajé de monitora en un gimnasio, y allí todo era diferente, mucho más monótono. Mi mayor reto quizá esté siendo el hacerme respetar dentro de un sector en el que la mayoría de trabajadores son hombres. Me gusta demostrar que las mujeres también valemos para esto, que también sabemos conducir y resolver los problemas derivados de esta profesión. Aunque es cierto que en este último año jamás he recibido un comentario machista por parte de ningún compañero, sino todo lo contrario, siempre me han ayudado. Cada vez hay más mujeres dentro de esta profesión, y el comentario general de la gente suele ser que “ya era hora”.
3. ¿Qué les diría a todas esas mujeres que han pensado alguna vez en ser conductoras profesionales y no se atreven a dar el paso?
Les diría que si tienen el más mínimo interés por esta profesión se lancen a ello. Que todo el mundo vale si le gusta. Que se olviden de que es un trabajo en el que proliferan los hombres y también del que dirán. Para mí es una labor muy gratificante en la que cada día aprendes algo nuevo. Personalmente, a día de hoy no me arrepiento de la decisión tomada. Quizá en 30 años diga, estoy harta de este mundo, pero eso puede ocurrir te dediques a lo que te dediques. Ahora mismo miro al futuro y sí que me veo como conductora, o dirigiendo la empresa familiar, pero siempre encima del camión, como hace mi padre. Tengo muy claro que yo no valgo para estar en una oficina con una mesa hasta arriba de papeles, yo necesito moverme.